· EL VUELO de la SERPIENTE EMPLUMADA ·

· EL VUELO de la SERPIENTE EMPLUMADA ·
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"EL VUELO de la SERPIENTE EMPLUMADA" - "Libro Segundo"



LIBRO SEGUNDO
   
La Península de Yucatán, en el Sureste de México, es la zona arqueológica más rica de América, que se extiende hasta Honduras y Guatemala.
Poblado desde remotísimos tiempos por la raza maya, este territorio se llamó “El Mayab” (Ma: no-yaab:  muchos-es decir: la tierra de los pocos, la tierra de los escogidos).
También, lo que hoy es propiamente Yucatán, tuvo por nombre -que recogieron los Conquistadores-, “La tierra del Faisán y del Venado”, denominación que guarda un singular sentido místico. Esta comarca fue llamada, asimismo, de diversos modos, como “Yucalpetén” (perla de la garganta de la tierra).  
  
        NOTA tomada de la obra “La Tierra del Faisán y del Venado” de Don ANTONIO MEDIZ BOLIO 


                                       


LIBRO SEGUNDO
1

SOY EL más pobre e infeliz de los mortales, pero ahora tengo mi medida llena, y para mi dicha no hay límites porque me ha amado la Sagrada Princesa Sac-Nicté, la Blanca Flor del Mayab. 
Por ella suspiré durante muchos años de muchas generaciones, aguardando la hora en que se dignase descender a mí y llevarme a la Sagrada Tierra del Mayab. 
Pero durante todo el tiempo que creía esperarla y que creía aguardar su aparición, yo estaba en realidad marchando hacia ella y hacia la Santa Tierra Bendita del Mayab. 
¿Mas, cómo podré describir este andar de los años en desiertos y en sierras, este andar de un anhelo solitario que sólo vive cuando el cuerpo se aquieta? 
¿Cómo podré decir a quien lea esto en qué consiste ese andar para poder recibir un solo beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté? 
¿Cómo poder explicar a la Sagrada Princesa Sac-Nicté, la Blanca Flor del Mayab y su beso que es el beso que arrebata a los hombres de la muerte y les lleva al origen de su linaje Maya donde se encuentra el camino que en Verdad es la Vida? 
La he visto envuelta en su glorioso esplendor de sencillez y luz, como jamás podría imaginarlo el hombre que medra en el valle de los sueños, recorriendo el sendero de la muerte. 
La besé, y sus labios rozaron los míos levemente. 
Y esa levedad fué un roce de fuego que encendió mi sangre y dió vida a mi carne y con sus llamas consumió la petrificada escoria que me apartaba de ella. 
Ya ha transcurrido un tiempo desde ese amanecer de primavera cuando quedé desnudo ante ella, libre de infernal ropaje que son los siete mantos de toda ilusión. Y al recordar su beso, mi corazón palpita ansioso de consumirse en ella, y todo en mí arde, transformando mi ser. 
Nada me dijo con palabras la Sagrada Princesa Sac-Nicté, la Blanca Flor del Mayab. 
Nada me dijo con palabras y no podía querer decirme nada así, porque ella es como una sola palabra que es todas las palabras; y en su mirar, que es plenitud de vida a que despierta el alma, hay la luz que nos muestra la entrada a la Tierra del Mayab y nos colma por los siglos de los siglos, y hace de los hombres de barro una medida más del Gran Señor Escondido para quien no habrá nunca un nombre capaz de describirlo íntegramente. 
Y en esa mirada que es plenitud y amor de la Princesa Sac-Nicté, aspiré el singular perfume que emana de la más pura flor del Mayab y en mis oídos oí: 
-Me has visto, me conoces, has gustado los besos de mis labios. Tú estás en mí, yo estoy en ti, eres eternamente mío. No podrás olvidarme jamás y mi recuerdo será tu consuelo en la soledad y tu emoción te traerá a mí cuando quieras venir. 
¿Podré decir algo además de esto? 
¡Ay! ¡Hombre de linaje Maya! 
Hazte ojos para ver, oídos para oír, ábrelos, escucha y despierta para poder también morir. 
¡Morir íntegramente de una sola vez! 
Porque la plenitud que es ella, la Princesa Sac-Nicté, la Blanca Flor del Mayab, sólo la encuentran los hombres en cuyas venas corre la sangre del linaje Maya; son los que nacen a la vida que enciende el beso de sus labios, y ese beso es el beso de la más dulce muerte porque es el besar de la Resurrección con la que toda carne verá la salvación de Dios. 
Despertarás un día y luego morirás y serás libre, completamente libre para poder convertir tu barro en una ánfora justa en la que pueda volcar el Gran Señor Escondido aquella comida y aquella bebida, la única comida y la única bebida con que podrá saciar su hambre y su sed de justicia todo aquel que procura evadirse del valle de la muerte para alcanzar la cima de las hermosas cumbres del Mayab. 
Me acerqué a ella, a la Sagrada Princesa Sac-Nicté, Blanca Flor del Mayab, en un amanecer de primavera, en una de las tantas vueltas con que la Tierra también se allega al Sol para cambiar besos con él, darle su savia y recibir su simiente, y fecundar su vientre para que coma también de aquel amor su vástago, la Luna. 
Y es la savia que nos da la Tierra y la simiente que procura el Sol, lo que nos hace comprender al Hombre y dar vida a la Luna y servir y adorar todo aquello que nos dejó en herencia todo Hijo del Hombre, ya sea del Mayab, ya sea de Belén que es la Casa del Pan; ya sea del elevado Monte Sinaí, ya sea nacido bajo la sombra de un sagrado árbol de Bo... 
Esta es la herencia de la comprensión. 
Y la Sagrada Princesa Sac-Nicté es la amante que lo da en amor, y la madre que lo ofrece en sus senos para quien quiera amamantarse de ella; sin este amor nadie verá a la Princesa Sac-Nicté, la blanca Flor del Mayab, porque el amor es la fuerza que Ella da al hombre enamorado de su encanto y que se hace a sí mismo servidor del Mayab. 
La noche anterior a su sagrado beso estaba yo en tinieblas, buscando como una criatura extraviada busca a su madre cuando tiene hambre, y yo quería asir el hilo que me diese certeza y fuerza para poder andar. Y la llamaba diciéndole: ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ...Pero la Madre Tierra se apiadó de mí y me sumió en un profundo sueño... 
Y de este sueño me despertó el corazón con su violento palpitar de ansiedad, y al despertar advertí un extraño perfume que colmó mi emoción porque intuí que era el perfume de ella, de la Sagrada Princesa Sac-Nicté, la Blanca Flor del Mayab. 
Yo, pobre e infeliz mortal, ahuyenté el sueño de mis ojos, afiné mis oídos... 
Y miré hacia las cumbres de los montes andinos, divisé sus siluetas perdidas en tinieblas. Un trozo de la luna se acercaba a mamar en el seno de la Tierra. Sin embargo todo seguía obscuro, pero todo palpitaba en el gran silencio. La claridad de la primera aurora, aquel plateado reflejo que precede a la luz, iluminó poco a poco la cumbre de los montes. Desde las ramas de los árboles vi elevarse en un vuelo lsiente algunas aves, no había aún gorjeo en ellas y aun los animales despertaban ya para adorar la luz. 
  
Sólo el hombre dormía. 
  
Y en ese recogimiento que unifica la vida, cuando el alma de la Sagrada Tierra se prepara a tomar la simiente del Sol, el espasmo de dicha también era silente. 
  
Unicamente el hombre alborotaba. 
   
Me recogí en el silencio de mí mismo, sabiéndome un mendigo de aquella comunión a la que no puede aspirar sino el osado en quien arde la sangre de los hombres Mayas. 
Y apareció la luz... 
Palpitó aún un poco de tristeza en este miserable corazón de barro porque sentí el fuego y supe que moría para siempre en ese instante, pero moría gozoso porque quería morir... 
Entonces ella, la más hermosa entre todas las hermosas, la Sagrada Princesa Sac-Nicté, Blanca Flor del Mayab, mostró sus labios para que los besara y su amante sonrisa me encendió únicamente cuando hubo muerto la última gota de temor y de tristeza en mi corazón de barro. 
La Tierra entonces se nutrió de Sol, yo me nutrí del fuego del amor. 
El corazón de barro se abrió y el fuego lo coció y lo hizo ánfora para el Gran Señor Escondido y los labios de la Princesa Sac-Nicté soplaron en el barro e hicieron de él una forma con su inefable aliento de la Eternidad. 
En ese instante yo sentí su beso. Y en ese instante comenzó a vibrar la vida de verdad en todo en cuanto yo fijé mis ojos, porque era YO, YO, YO quien en mi corazón decía que miraba y ese YO que decia era la dulce voz de mi Princesa Sac-Nicté, la Blanca Flor del Mayab que no habla ni dice con palabras porque ella es todas las palabras a la vez. 
Las aves rompieron en su canto al unísono, dando comida a mi alma cuando la luz se hizo sobre ellas por encima de los montes andinos; las hojas de los árboles se hicieron a sí mismas la voz siempre madura y verde de la vida, y cada una de ellas era como era yo, transitoria y eterna a la vez, y por encima de las cumbres de los montes andinos vi como huyeron las tinieblas cuando llegó la luz. 
¿Qué sucedió después? 
No podría decirlo aunque quisiese. Nadie puede decirlo, nadie podrá jamás decirlo con verdad porque esas son palabras que sólo puede pronunciar con sus besos mi Sagrada Princesa Sac-Nicté, la Blanca Flor del Mayab y su beso es la sagrada palabra del Mayab que es todas las palabras a la vez. 
Pero puedo decir que en ese instante muere el hombre de barro cuando en sus venas corre la ardiente sangre del linaje Maya. 
Y entiende para qué y por qué fué hecho a Imagen y Semejanza de su Creador. 
Sabe también que a partir de ese entonces vivirá uncido al Mayab sin poder ignorar ni olvidar su entendimiento y que pasarán los mundos, los hombres, las estrellas, los soles, pero jamás pasará la palabra Mayab, que es la palabra de EL. 
Si eres un hombre de linaje Maya, he aquí que YO hablo ahora esa palabra en lo profundo de tu corazón para que a ti también te hable con su beso la eternamente bella y Sagrada Princesa Sac-Nicté, y se cuezan tu barro y tu agua para cuando el agua se evapore y el polvo de tu barro al polvo vuelva, quede tu ánfora viva en el amor del Gran Señor Escondido. 
Para que se cumpla la profecía del Sagrado Chilam Balam de Chumayel que dice que "no está a la vista todo lo que hay dentro de esto, ni cuanto ha de ser explicado. Los que lo saben, vienen del gran linaje de nosotros, los hombre Mayas. Ellos sabrán lo que esto significa cuando lean. Y entonces lo verán y entonces lo explicarán”. 
Y así también se cumplirá en vosotros la santa profecía del Mayab de Jesús y vendrá un día en que sabréis que "no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros". 


2

¡AY! PARA muchos el beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté marca el fin de sus cuitas.
Y al calor de su recuerdo hallan abrigo en el invierno de su vivir de barro.
Para mí, en cambio, su beso fué el comienzo de un camino infinito en la eternidad.
Y por eso, quizás, haya sido sólo un beso fugaz, para que siguiese marchando en busca de ella por todos los senderos del Mayab. 
Bien me doy cuenta de que para los más, todo esto es sueño y es locura. 
Pero los más son los hombres de barro y mi linaje es Maya.
Y yo digo estas cosas para los hombres cuya sangre es Maya. 
Aunque ahora no entiendan acabadamente lo que está escrito aquí, algún día sabrán y entenderán y leerán y me comprenderán lo que quiero decir porque el Mayab es uno y tiene muchos nombres, y el Universo es uno y tiene muchas formas. 
Y el Mayab ha dado muchos hijos y ha hecho a muchos hombres realmente a Imagen y Semejanza de su Creador. 
Por eso os aseguro que yo soy el más pobre e infeliz de los mortales porque ya nada es mío, y todo es del Mayab. 
Pero también he escrito que tengo mi ánfora llena y colmada de una secreta dicha que no podré perder aunque quiera perderla porque es la dicha del Mayab y seguiré andando siempre con la Sagrada Princesa Sac-Nicté aunque a veces ocurra que mis ojos no la vean. 
Seguiré andando con ella, porque solamente con ella y en ella estoy despierto. 
Y en la embriaguez de tan singular vigilia, quisiera ahora volcar un poco de justicia como me ha sido dado conocer. 
Os aseguro que soy el más pobre e infeliz de los mortales, que nada tengo que pueda llamar mío, y aun esta vida que tengo también me ha sido dada, pero sólo a mí incumbe saber por qué y para qué me ha sido dada. 
Os quiero hablar de Judas, el hombre de Kariot, aquel a quien vosotros habéis maldecido muchas veces pero quien fué un amantísimo hermano de aquel Hijo del Hombre que se llamó Jesús y que también fué un hijo del Mayab. 
Mi historia y mi relato empiezan con un impulso que habló en mi corazón, modulando palabras tan claras y precisas como aquellas que moduláis vosotros al oído de los seres que amáis; fueron palabras nacidas del beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté. 
Os suplico me otorguéis atención. 
Bien sé que cuanto voy a deciros de ahora en adelante, en este empeño de justicia, está en contradicción abierta con todo cuanto vosotros creéis que es la verdad de lo ocurrido en muy remotos tiempos con un Hijo del Hombre, Jesús de Nazareth, hechura del Mayab, que había en otro continente y que también fué a andar entre hombres de barro buscando a aquellos que querían hacerse del linaje sagrado del Mayab. Porque amaba a la Sagrada Princesa Sac-Nicté y esparcía su beso en muy santas y sagradas palabras y por eso también fué muerto por los chupadores de su tiempo. 
Jesús de Nazareth nació con sangre que también era sangre de los hombres Mayas, que es sangre universal, sangre unitiva y es sangre ardiente que en su ardor dice: “ Soy Unidad, Soy Yo ”. 
Nació en una casa igual a toda casa del Mayab y en un lugar que en sus palabras se dice Bethlehem que declarada es y significa Casa del Pan, del Pan de donde come su Pan aun el Sol. 
Mostró el camino hacia los labios del beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté que es el Pan de toda Vida y porque había chupadores que no querían ser ánforas del Gran Señor Escondido, a quien Jesús llamaba Padre, dieron muerte a su cuerpo en una cruz levantada en el cerro de las calaveras. 
Los hombres de barro que en el barro vivían, enlodándose los unos a los otros, medraban lejos del Mayab verdadero de ese continente y por eso jamás han podido entender los chupadores aquello que decía Jesús de Nazareth: 
-Misericordia quiero, y no sacrificio. 
¿Y podrá haber comprensión en un cerebro donde no anida el amor?. 
¡Ay!Tú, por cuyas venas corre la ardiente sangre del linaje Maya y que quisieras también ser hijo del Mayab, ánfora pura del Gran Señor Escondido. 
Aprenderás, ante todo, a ser justo para alcanzar el beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté y ese beso te encenderá la luz para que conozcas al Padre de toda Tierra del Mayab. 
Jesús de Nazareth, en quien palpitó el Cristo Vivo, el espíritu sagrado del Mayab, dijo a los hombres de su tiempo y de todos los tiempos que todos sus pecados serían perdonados, aun los pecados cometidos contra el Hijo del Hombre, pero que jamás serían perdonados los pecados contra el Espíritu Santo, que es la Sagrada Palabra del Mayab. 
Durante dos mil años muchos ha habido que han pecado contra el Espíritu Santo creyendo que con ello hacían justicia a aquel Hijo del Hombre y aún persiguieron a otros hombres olvidando que al morir en la cruz, Jesús dijo: 
-Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. 
Por Su Misericordia, que es la Misericordia del Mayab, este perdón alcanza a todo aquel que en realidad no sabe lo que hace y por lo tanto os alcanza a vosotros también porque no es vuestra culpa el haber errado y pecado contra ese otro hombre del Mayab, nacido en las lejanas tierras de Kariot y cuyo cuerpo y cuya vida de barro se conoció por el nombre de Judas. 
Pero tened presente vosotros, hombres que sois de sangre del linaje Maya, que cualquier injusticia y cualquier falta de misericordia es un pecado contra el Espíritu Santo que es el Sagrado Espíritu en la Palabra del Mayab. 
Recordadlo y leed. 
Yo, el más pobre e infeliz de los mortales os contaré lo que he sabido de Judas, el hombre de Kariot. 



3


CUANDO EL calor del beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté quedó en mi corazón, cuando el ardor de vida que me dió me impelió a seguir mi camino al Mayab, cuando cerraba ojos y oídos a las cosas de barro para escucharla a ella, en mi pecho vibraba un singular mensaje con una insistencia igualmente singular y me urgía:
-Ayuda a esparcir luz sobre Judas, el hombre de Kariot, para que el hombre pueda hacerse el puente con que pasar del camino de Pedro al camino de Juan y ahí entregarse al beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté.
¡Ay! Yo el más pobre e infeliz de los mortales debo ahora confesar que no entendía esa imperiosa orden y suplicaba luz a mi adorada Princesa Sac-Nicté.
Y me fué dado advertir que había en esa orden un extraño sabor de Eternidad. 
Como si la infinita e inagotable fuerza de la Santa y Verdadera Justicia del Mayab insistiesen en que ese obscuro pasaje de la vivencia en la Tierra del Cristo Vivo en Jesús fuese aclarada para el entendimiento de los hombres Mayas. 
Y también me fué dado entender que no podría ser yo, el más pobre e infeliz de los mortales, el único a quien este impulso del Mayab había llegado porque debían ser muchos los hombres que, como yo, habían hecho del beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté el comienzo y no el fin de su amor por el Sagrado Mundo del Mayab. 
Y buscando en mil formas distintas hallé que muchos hombres cuya sangre es Maya, y muchos más que tan sólo son de barro, habían escrito y dicho muchas palabras que hablan sobre Judas, el hombre de Kariot. 
Unos dicen que era hijo del Mayab, otros dicen que no, que fué sólo un hombre de barro que enlodó su memoria cometiendo una horrenda traición. 
Pero como yo vivo del beso de mi Sagrada Princesa Sac-Nicté y ella me dice lo que es menester que oiga mi corazón, os diré lo que he visto con los ojos que sólo hace la sangre Maya, y lo que he oído con los oídos de la carne Maya, acerca de este hombre llamado Judas y nacido en Kariot. 
Yo únicamente sé aquello que mi bienamada Princesa Sac-Nicté quiere que sepa y no me interesa ni quiero saber nada más que eso porque lo único real que hay para mí es aquel beso que ilumina el camino hacia el Mayab, más allá de las cumbres de los montes andinos 
Y por eso sé que el destino no está ni ha estado nunca en manos de los hombres, sino en la voluntad del Gran Señor Escondido en lo Más Alto y Sagrado del Mayab, más allá de la cumbre de los montes andinos. 
El dulce beso de mi Princesa Sac-Nicté me enseñó que destino y Espíritu son una misma cosa. 
Para los más, que son hombres solamente de barro, el destino es aquello que ocurre en el tiempo que media entre la cuna y el sepulcro. 
Pero sucede que por la voluntad del Gran Señor Escondido para algunos también hay un camino que va del sepulcro a la cuna y que por eso es importante ayudar a hacer luz sobre Judas, el hombre de Kariot.
Que camino, que sepulcro y que cuna significo con esto, es cosa que el hombre cuya sangre es Maya podrá aprender a conocer si es que busca el beso de la Princesa Sac-Nicté. 
Quien cree que el destino es lo que ocurre en el tiempo que media entre la cuna y el sepulcro se rebaja a sí mismo, nada sabe del tiempo y menos de la vida. 
Y tampoco puede afirmar que tiene algún destino, aun cuando crea lo opuesto. 
Es un hombre de barro, piensa cosas de barro y por lo mismo al barro ha de volver. 
Porque no se cuece en el fuego de la Sagrada Princesa Sac-Nicté para ser ánfora limpia del Gran Señor Escondido en lo Mas Alto y Sagrado del Mayab. 
Y por cierto que quien trate de explicar el destino como aquello que ocurre en el tiempo que media entre la cuna y el sepulcro, no explicará absolutamente nada real ni verdadero porque confundirá un soplo de la vida, un aspirar y exhalar de la Tierra, con la verdad de la existencia humana. 
¡Ay! Hombre que lees y en cuyas venas quizás corra la sangre Maya: 
Piensa, pondera, indaga la verdad del destino que se urde en el Sagrado Reino del Mayab, más allá de la cumbre de los montes andinos, y quizás también brille su luz en tu corazón. 
Piensa en la Luz, siente su Amor y pondera que esa luz tiene un poder que dice de sí misma, YO. 
Y ese YO crecerá en ti y su fuego fundirá la legión de demonios que a cada desatino a que te inducen en el sueño que tú llamas vigilia, también dicen de sí mismos: ‘yo’. 
Son muchos “ yo ’ que te dominan y que chupan tu sangre, la sangre que te llega del Reino del Mayab. 
Sé tú el Amo, sé tú un solo, íntegro YO, ese YO al que tanto ama la Sagrada Princesa Sac-Nicté . 
Uno de esos ‘ yo ’ que tanto te confunden quizás te haga pensar también que el destino es aquello que ocurre en el tiempo que media entre la cuna y el sepulcro. 
Y te dirá que el destino que media entre el sepulcro y la cuna es una locura. 
Así es con muchos, con los más, y así ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo en la vida del barro porque los hombres de barro dormidos siempre están y no les ha sido dado comprender que todo hombre es también la Humanidad, que cuanto él sufre o goza, es también la Humanidad quien sufre o goza, y todo cuanto le aguarda a él, también le aguarda a la Humanidad. 
Dura palabra de llevar, y dura realidad que soportar para el hombre de barro. 
El hombre ha olvidado que no hay destino que sea individual del todo, pero aquel que busca y que recibe el beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté y oye la Silenciosa Voz del Gran Señor Escondido en lo Mas Alto del Sagrado Reino del Mayab, ya queda individido y deja a un lado la ilusión individual y no busca otro destino que aquel que es el destino del Mayab. 
En el hombre de barro sólo hay una ilusión de destino individual, y por eso especula con palabras lindas y con palabras necias que únicamente le hacen verse aislado y separado de cuanto le rodea y de todo cuanto va tejiendo el destino común. 
Y este destino es aquel en el que lo de Abajo siempre tiende a reunirse con lo de Arriba y así vive bajo la ley que se llama del Bien y del Mal. 
Porque en este destino la serpiente se arrastra en la Tierra y sólo ve hacia adelante y atrás y no tiene el plumaje del Cóndor que le preste alas para emprender el vuelo mas allá de la cumbre de los montes andinos. 
Más allá de esa ley está el Sagrado beso de la Princesa Sac-Nicté que ilumina el destino. 
Quien no busca ese beso está muerto. 
Y vivir es buscar la verdad del destino, y no huirle. 
Quien no busca en sí mismo la verdad del destino no vive porque su sangre no hierve con el ardor del fuego del linaje Maya. 
Y en el sopor de esta muerte animada hasta podrá soñar que es libre, qu etiene un propio destino y hasta quizás llegue a convencerse que ese mismo sopor en que existe es el cumplimiento de su verdadero destino. 
Está bien que así sea, porque eso también es verdad. 
Pero los hay que aún afirman que son arquitectos de su propio destino... como si el hombre que vive anhelando el Mayab pudiese hacer algo que no fuese el destino del Reino del Mayab, el destino inmortal. 
Ese ‘propio’ destino es un hondo sopor. 
Y Judas, el hombre nacido en las lejanas tierras de Kariot, había renunciado al sopor. 
Como para todos aquellos en quienes arde la ardiente sangre de los hombres Mayas, la Sagrada Princesa Sac-Nicté había escrito en el Libro de la Vida: 
“ A aquel hombre cuyo linaje es Maya y que anhela conocer la verdad del destino, la verdad de sí mismo, sobre todas las cosas, el destino le veda el sopor de una vida normal ”. 
Y fué esa verdad la que Judas buscó. 
Y al buscar la verdad de su verdadero destino, el destino le unió a aquel hombre a quien llamaba Rabí y que era el señor Jesús, nacido en Bathlehem. 
Y Judas entonces recién tuvo destino en verdad. 
Porque en su corazón comenzó a arder también el amor por la bella y sagrada Princesa Sac-Nicté. 
Y recibió su beso y siguió su camino al Mayab. 
Porque Judas también anhelaba cocer su barro para ser ánfora pura del Gran Señor Escondido, cuyo amor modula voces en el corazón de los hombres por cuyas venas corre la sangre del linaje Maya. 
Y esa voz moduló también en mi pecho el mandato, y fué luz que me orientó en los caminos emprendidos por otros que también habían buscado la realidad de la vida y la muerte del hombre Judas de Kariot. 
También fué el faro que me mostró los arrecifes por donde yo no había de navegar. 
Pero ahora es preciso que explique esa voz. 


4

SOY HOMBRE nacido del barro de otras tierras, pero en mis venas corre la ardiente sangre del linaje Maya.
Arde en todo mi ser, y ese ardor me impulsó a pedir el beso de la Princesa Sac-Nicté y el calor de su beso fuí un Yo. 
Porque la voz del destino interior también me había llamado hacia el misterio que oculta el Mayab; pero hube de perderme, primero, en un desierto plagado de dudas y alimentado de temores. Y el corazón me urgía a que permaneciese impasible en todo ese desierto y me decía que únicamente así, en medio de aquella soledad, y con hambre, podría comer el pan del Gran Señor Escondido y que da con su beso la Sagrada Princesa Sac-Nicté a quien no vacila en arrancarse los ojos para poder ver, y en destruir su oídos para poder oír. 
Hasta ese entonces había caminado por el primer sendero, el sendero del tibio, que a veces revela pero casi siempre oculta la verdad del Mayab. 
Es el ancho sendero donde uno siempre estará acompañado y muchos lo transitan por temor al silencio, por miedo a la soledad. 
Y en ese sendero había visto brillar por momentos la luz de la Princesa Sac-Nicté. 
Pero la luz se apaga al caer sobre la Piedra que el Señor Jesús dejó colocada como primer jalón en el destino que conduce al Mayab. 
Y en el desierto encontré únicamente piedras con que calmar mi hambre y mi sed, y era una oveja más en el rebaño que Pedro apacentaba y era una oveja blanca, pero moría del hambre y la sed del Mayab y no quería morir así. 
La luz de la Sagrada Princesa Sac-Nicté que brillaba mas allá de la Piedra que era mi destino, hizo mi lana negra y las ovejas blancas me arrojaron de su seno y me dieron por perdido cuando dejé el rebaño y caí entre los riscos donde azota la tormenta. 
No me había hecho un puente para cruzar el abismo. 
Entonces no sabía, pero ahora sé que el destino que está en las manos del Gran Señor Escondido en lo Más alto y Sagrado del Mayab, tiene un camino que comienza en Pedro, con las ovejas blancas, y que conduce a Juan solamente cuando el amor por los besos de la Sagrada Princesa Sac-Nicté hace negra su lana. 
Hiriéndome entre riscos y malezas entendí las palabras del Sagrado Mayab, dichas y escritas en aquel remoto continente, por otro ser cuyo linaje es Maya y que llevó por nombre Juan. 
Y esta palabra se entiende golpeando la Piedra en la Obscuridad. 
Esta palabra dice que el Verbo en el principio es con Dios y es Dios, el Gran Señor Escondido, y que por ese Verbo todo cuanto es hecho es: el sol, la luna, la tierra, las estrellas, el hombre, el animal y los gusanos, los frutos que dan vida, los frutos que dan muerte, y las palabras de todos los Mayabs que han existido, que existen y que siempre existirán. 
Porque las piedras cambian los rebaños, pero el Verbo por siempre permanece aun en todo lo que cambia. 
Así tuve noticias del destino que es el destino del Mayab. 
Y este destino es el destino de todo quien encuentra el camino de Juan, camino que también halló Judas, el hombre de Kariot, camino escondido en lo profundo del hombre y que conduce al centro del Mayab y que también mostró el Cristo Vivo en Jesús para llevar a otra carne con él en su mismo destino. 
Por eso es que pido justicia y reflexión para Judas, el hombre de Kariot. 
Y ya hace dos mil años comenzó un destino en la Vida del Hombre, que aún no se ha cumplido. 
Una noche de entonces, allá en ese remoto continente, el Cristo Vivo en Jesús comió comida por última vez con todos sus discípulos que eran Gigantes de la Pequeña Cozumil y que también marchaban hacia el camino del Mayab. 
Aquella noche fue ordenada la ‘voz’ que es el impulso en el corazón de algunos hombres por cuyas venas corre la sangre del linaje Maya. 
¡Ay!¡Dichosos los oídos que aquella noche pudieron escuchar las hermosas verdades del Sagrado Mayab que reveló el Santo Señor Jesús! 
¡Ay!¡Pesado corazón de piedra y de barro de aquellos que lo dejaron sin cocer por ignorar el hilo con que el Santo Señor Jesús urdió el destino de esta civilización! 
Pero esta civilización no es la visible, que esta visible es la que dice y no hace y por eso su obra ha sido maldita y se consumirá en su propia destrucción. 
Porque cuando mentó que uno de ellos lo había de entregar’, los otros, que eran once, tampoco sabían aquello que sólo lo sabían esa noche Jesús de Nazareth y Judas de Kariot. 
Y en sus mismas palabras, así se ha escrito: 
“...Lo que haces hazlo mas presto...Mas ninguno de los que estaban a la mesa entendió a que propósito dijo esto (Jesús a Judas)...”
Pondera: ¿por qué tanta premura? 
Pues bien sabido es que mucho tiempo antes de este día, Jesús bien enterado estaba que había de morir una infamante muerte. 
Pondera: ¿por qué tanta premura? 

              *                                 *                                   *

Cuando ocurría todo esto, el discípulo Juan, el más joven de todos, tenía su cabeza apoyada en el Corazón de su Señor Jesús. 
Y Pedro, a quien Jesús había llamado en sus palabras, Cephas, (que declarado es Piedra) protestaba su amor por el Señor Jesús ofreciendo poner su alma por El; pero el Señor Jesús le advirtió que tres veces le había de negar antes de que cantase el gallo en ese mismo amanecer. 
Hombre por cuyas venas corre la ardiente sangre del linaje Maya: 
Pondera y medita en esta escena, pesa cada concepto porque toda ella fue urdida en el destino que conoce el Gran Señor Escondido en el Santo Mayab. 
Pedro ofreció su alma, pero Judas la dió. 
Y porque Judas la dió es que Juan pudo quedar con la cabeza apoyada en el Sagrado Corazón de Jesús. 
Aun ahora podrás leer claramente escrito en luz y bajo el símbolo del Sagrado Corazón de Jesús, las ardientes palabras del Mayab que dicen: 
“Dadme albergue de amor en vuestro hogar y Yo os lo retornaré eterno en mi Sagrado Corazón”. 
Hombre que lees: estudia y piensa, medita y siente, lo que para ti está escrito en lo profundo de tu propio corazón, y así tu sangre Maya se vivificará y verás cumplirse en ti la profecía de Chilam Balam, sacerdote inspirado del Mayab: 
“Porque no está a la vista todo lo que hay dentro de esto( lo escrito en tu corazón), ni cuanto ha de ser explicado. Los que lo saben vienen del gran linaje de nosotros, los hombres Mayas. Ellos sabrán el significado de lo que hay aquí cuando lo lean”. 
Habrás pues de poder leer con el corazón. 
Aquella noche comenzó a urdirse el destino del alma Maya de estos tiempos, de este Katun, y de la Humanidad que vive horas aciagas de las que podrá huir quien busque el Santo y Puro beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté. 
Y entrará a la invisible Arca de Noé para crear una nueva civilización. 
Pues antes de aquella noche, en aquel remoto continente, la voz del Gran Señor Escondido que hablaba por la boca del Santo Señor Jesús, os dejó dicho: 
“Quien tenga ojos, vea; sí oídos, que oiga”. 
Y el Santo Señor Jesús conocía el destino del Hombre. 
Porque había nacido para enseñar a despertar, a morir y así vivir y mostrar El Camino hasta el fin. 
Pero ninguno de los que estaban con El aquella noche lo entendía así. 
Lo entendieron mucho tiempo después porque aquella noche aún dormían. 
Como ahora duermes tú. 
Pero si eres diligente, te esfuerzas y no desmayas, estas palabras te ayudarán a despertar y así podrás morir también y luego podrás vivir. 
Y aquel que vive aprende que el destino le muestra muchas cosas ocultas para el hombre de barro, porque solamente al que despierta le es dado morir, al que muere le es dado vivir y viviendo se vive en el Corazón del Mayab. 
Y aquello que Judas, el hombre de Kariot, hizo presto, fue sujetar su tiempo para que el Santo Señor Jesús colocase acabadamente un hilo en la urdimbre de este destino humano que apunta en tierras Mayas hacia una nueva civilización y que hace dos mil años únicamente conocía El. 
Porque si Judas no hubiese hecho prestamente lo que hizo, no hubiese sido posible que ocurriese aquello que relatan los escritos de Juan. 
Pero ya vendrá esto. 
Por ahora no haré sino recordaros lo que dice esa parte de la Escritura Sagrada y que lleva la firma de Juan. 
Era la tercera vez que el Santo Señor Jesús se aparecía entre sus discípulos por voluntad del Gran Señor Escondido, después de que su cuerpo de barro hubo muerto en la Cruz. Comieron esa noche peces pescados en las aguas del Lago Tiberíades, y nuevamente el Santo Señor Jesús preguntó a Pedro: “¿Me amas?”, y Pedro respondió que sí; y el Santo Señor Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. Y dos veces más le preguntó: “¿Me amas?”, y dos veces más dijo Pedro que sí, y dos veces más les dijo el Señor Jesús: “Apacienta mis ovejas”. 
Tres veces en total. 
Y así comenzó a urdirse el destino de las ovejas blancas, algunas de las cuales cuando miran la luz que brilla mas allá de la Piedra, luz encendida por el ardor de la Sagrada Princesa Sac-Nicté, pierden el color blanco de su lana y su color es negro un tiempo, pero después se hacen prudentes como las serpientes, sencillas como las palomas y la serpiente se empluma y vuela. 
Pero el Santo Señor Jesús aún dijo más a Pedro. Le mostró la urdimbre del destino cuando le dijo: “¡Sígueme!”. 
Pedro murió como el Señor Jesús, clavado en una cruz, y lejos de los suyos y ceñido por otros que le llevaron donde no quería. 
Y aquella noche, después de la cena con pescado del Lago Tiberíades, y cuando Pedro hubo sido informado de la urdimbre del destino miró hacia Juan, aquel cuya cabeza se había apoyado en el Sagrado Corazón de Jesús, y preguntó: 
- ¿Y éste qué? 
- Si quiero que él quede hasta que Yo venga, ¿qué a ti? 
Y mucho se habla y dice acerca de la inmortalidad de Juan a raíz de esto, pero se habla y se dice sin saber qué es lo que de Juan permanece ni qué es lo inmortal. 
Esfuérzate pues en entender qué es lo que permanece hasta que venga aquello que es YO. 


5

ASÍ COMENZÓ a urdirse el destino de lo que ahora alborea como el comienzo de una nueva civilización.
Es el destino que modula impulsos en el corazón de muchos hombres para quienes yo, el más infeliz y pobre de todos los mortales, escribo en obediencia al beso de mi Sagrada Princesa Sac-Nicté.
Para que ellos también sean besados. 
Así como Pedro obedeció al destino que habló por la sagrada boca del Señor Jesús y que le dijo que iba a morir donde no quería morir, Pedro murió alejado de sus hermanos del Mayab, en una gran ciudad de otro continente, donde no había linaje de los hombres Mayas que estuviese formado como un alma. 
Pedro murió en la cruz, pero él mismo dispuso morir con la cabeza apoyada en la Tierra mientras muy cerca de él, la espada de un hombre de barro que sólo obedecía al barro del Imperio Romano, cercenó la cabeza del tardío Maya Pablo, Apóstol de la Santa y Eterna Verdad de que dió testimonio El Señor Jesús. 
Y si digo de Pablo que fue una Maya tardío, es porque en él se cumple, comparado con otros, la verdad también dicha por el Señor Jesús que los últimos pueden ser los primeros. 
Porque Pablo fue un tigre hecho cordero por la palabra del Mayab de Jesús. Así se tejió un nudo más en la urdimbre del destino que es tuyo y que es mío. 
Y si tú perseveras, aun cuando seas hombre de barro, podrás echar la esencia del linaje Maya para que encienda tu sangre que ahora es tibia. 
Y yo a menudo me he hecho esta pregunta: 
-¿Por qué Pedro escogió morir crucificado con la cabeza a Tierra? 
-¿Por qué Juan escogió apoyar su cabeza en el Sagrado Corazón de Jesús? 
Sólo lo sabe el sagrado silencio del Mayab donde se urde el destino de las ovejas blancas, de las ovejas negras, ahí de donde emana la prudencia de las serpientes, la sencillez de las palomas y donde se hacen los oídos Mayas que oyen y los ojos Mayas que ven, y donde todo se junta en una sola palabra. 
Yo, el más pobre e infeliz de los mortales, tengo mi medida colmada de dicha, porque siendo hombre de barro, el barro de mi corazón fue cocido en el fuego del beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté, y en el sagrado silencio del Mayab he percibido un murmurio que convierte a aquellas palabras tan obscuras, y tan obscuramente dichas a orillas del remoto Tiberíades, en un vislumbre de aquello que dirige y que urde el destino del hombre. 
Pues algo falta en aquellas palabras, por eso son obscuras. 
Y lo que falta en ellas es la luz. 
Y esa luz está en ti mismo. 
¡Enciéndela! 
Porque Juan permanece y Pedro apacienta a las ovejas. 
Pero la paloma presta sus emplumadas alas para que la serpiente vuele. 
Y el que es sencillo pondera en la prudencia. 
Y el que es prudente busca el camino que lleva hacia el Mayab. 
Y el Santo Beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté le ilumina el camino. 
Para hollar el camino de Juan es preciso primero, conocer o intentar el camino de Pedro, pero intentarlo y conocerlo con el corazón pues quien lo intenta o conoce con sólo la cabeza, es un chupador; para éste no hay camino fuera de la Tierra. 
El camino del Maya es el camino del Sol. 
Es el camino de la inteligencia que orienta el Amor. 
Porque Pedro murió en la cruz con la cabeza a Tierra y Juan apoyó su cabeza en el Sagrado Corazón de Jesús. 
Pondera y juzga. 
Mas no todos comprenden el camino de Pedro y no andan porque no saben que aun las piedras tienen corazón. Y así tampoco comprenden el camino de Juan. 
Son muy pocos aquellos que comprenden que no son dos caminos, sino un solo destino urdido por el Gran Señor Escondido en lo Mas Alto y Sagrado del Mayab. 
Hombre por cuyas venas corre la ardiente sangre del linaje Maya, no te puedo decir nada más. 
Si en ti arde el anhelo por conocer la verdad del destino procúrate ojos para ver y oídos para oír y encontrarás, algún día, cómo hacer en ti mismo el puente que une el camino de Pedro al camino de Juan y te lleve al Mayab. 
Ese puente es la muerte. 
Sólo lo puede fabricar quien ose despertar. 
Muchos hombres en este Katun han caído en profundos abismos y en medio de tormenta y dolor han vivido únicamente para que nosotros podamos saber despertar. Venéralos y búscalos en el mundo de la realidad acercándote a ellos conociendo sus ideas, penetrando el sentido escondido de sus grandes palabras. 
Yo te daré tan sólo la medida que me dieron a mí, pero el puente deberás hacerlo tú mismo, en ti mismo, al impulso que seas capaz de lograr del ardor de tu anhelo. 
La medida que tengo es muy simple -si ves; es compleja si aún duermes. 
Porque el Santo Señor Jesús no apareció tres, sino muchas, muchísimas veces más, como Cristo, después que su cuerpo hubo muerto en la cruz. 
Pues habrás de saber que el Cristo vivo en Jesús está vivo. 
Y si aquello que es Juan permanece, permanece debido a que Judas hizo presto lo que fué menester. 
Aún atestigua este hecho otro escrito del mismo Mayab, con la firma de Lucas, y que revela que en una de sus apariciones el Santo Señor Jesús, "entonces les abrió el sentido (a los discípulos) para que entendiesen las Escrituras" .
Y abierto este sentido se conoce el camino real que conduce al Mayab, y el Mayab da a estos hombres el Poder, el Amor y la Vida porque para ellos Dios, el Gran Señor Escondido, deja de tener dos caras. 
Y lo de abajo se junta a lo de arriba y lo de arriba da vida a lo de abajo. 
Para estos las Escrituras son claras y sagradas porque su verdad no está impresa en los libros, sino que se lee en el alma. 
Para estos, los diluvios lo verán en el Arca. 
Y la Serpiente Emplumada volará. 


6

AY! COMO el amor, el tiempo es imposible de asir con la razón. Así como hay amores diferentes, así también hay tiempos diferentes.
Sólo Quien tiene el Gran Destino en sus manos puede explicarlo a quien haga el esfuerzo de entender.
Nosotros sólo podemos decir del tiempo y del amor aquello que no son. 
El tiempo no es neutral. 
El amor no es neutral. 
Al de Arriba no puedes amar si es que amas al de Abajo. 
Pero amando al de Arriba amarás lo de Abajo y lo del Medio. 
El tiempo puede ir contigo para el segundo nacimiento, puede ir contigo a la muerte final. 
Si haces despierto lo que has de hacer hoy, muchas cosas harás que no quieres hacer, muchas cosas también dejarás de hacer por mucho que las quieras hacer. 
Y no tendrás que esperar ningún “mañana”. 
Porque el tiempo es, el amor también es. 
Si entiendes, tu también puedes ser. 
El amor, como el tiempo, está en todas las cosas, está en todas las formas. 
Está en el destino como en el desatino. 
Porque en el tiempo el amor hace todas las formas. 
Guárdate bien del chupador que te diga que el tiempo es algo inexistente, o que te diga que en el amar hay pecado o maldad. 
Únicamente en el seno del Gran Señor Escondido el tres es uno. 
El tiempo y el amor son poderosas fuerzas que evaporan el agua del barro, y sólo dejan tierra que a la tierra vuelve. 
El agua y la tierra se unen por obra del amor. 
Se unen para el tiempo, como barro. 
El beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté cuece el barro por obra del amor del que quiere vivir, para que no evapore el agua. 
Su beso es el fuego escondido del amor. 
El ánfora de barro bien cocido para otro tiempo es. 
En el hombre de barro el agua es “sí”, la tierra es “no”. 
Por eso Dios tiene dos caras para él, pero ninguna de las dos es verdadera. 
El encendido beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté es lo que quema el “no”. 
Pero también quema el “sí”. 
Y el hombre es YO. 
Y Dios es Dios en el hombre encendido por la Sagrada Princesa Sac-Nicté. 
El tiempo del destino de los hombres del linaje Maya no es un tiempo que esté separado del destino de los demás hombres, porque los hombres del linaje Maya no están separados de los otros hombres, para ellos viven y para ellos trabajan. 
Sólo son diferentes porque su tiempo es el tiempo de una luz que jamás se apaga. 
Y este tiempo es el tiempo inmortal, tiempo del Sol de soles. 
El tiempo de los otros hombres es tiempo de agua, como agua de diluvios. 
No son dos tiempos, ni son dos destinos. 
Son el tiempo de Arriba y el tiempo de Abajo que hacen el tiempo del Medio. 
Y quien vea pecado o maldad en el amor, quiere castrar al Sol pero será castrado. 
Y no comerá la comida del Sol, y sus testículos se secarán y estará muerto aun antes de morir. 
¡Presta atención, si es que eres hombre de linaje Maya! 

        *                               *                              *

EL AMOR nace del seno mismo del Grande Gran Señor Escondido, el Muy Alto, que creó el tiempo para poder permanecer EL ETERNO y el amor es Su Medio y da vida en el Tiempo. 
Busca en tu corazón: ¿cuál es tu amor? 
Para no ser castrado y hacer tu creación viril. 
Si tu amor es uno y en este amor incluyes todos tus amores, tus testículos comerán la comida del Sol. 
Sólo en el seno del Gran Señor Escondido hay UNO; después, todo anda en Tres. 
En todo cuanto miran tus ojos, en todo cuanto oyen tus oídos en todo cuanto tocas con tus manos, en todo cuanto huele tu nariz, en todo cuanto gusta tu paladar, en todo late la fuerza que es uno, la fuerza que es dos y la fuerza que es tres. 
Cada tres juntos hacen todo uno. 
Así es hecho todo lo que es hecho. 
Todo uno es un Ser en tres maneras de ser. 
Así fué hecho el hombre de barro, el hombre de agua y tierra. 
Lo que es uno es el agua, lo que es dos es la tierra, y lo que es tres une el agua y la tierra para que sea barro. 
¿Qué será lo que es tres? 
¿No será, pues, un querer estar en el tiempo del Gran Señor Escondido que, sin embargo, permanece ETERNO? 
Así es como viene desde Arriba hacia Abajo. 
Pero el hombre que permanece barro, si alguna vez piensa en este Uno, no le presta atención; y si siente aquello que es el Tres pronto lo olvida porque el trabajo de recordarlo es árduo. 
Por eso Dios tendrá siempre dos caras para él, pero ninguna es verdadera. 
Quien sabe y vive en el querer estar del Gran Señor Escondido, se remonta. 
Luego, comprende y sabe y vive desde Arriba hacia Abajo, según su tiempo, según el Katun que se haya hecho en sí mismo. 
Es un chico tres, un chico uno. 
El barro entonces ES, porque el sentido está abierto, y atrae la luz que con sus santos besos enciende la Sagrada Princesa Sac-Nicté. 
Y le es posible manejar los cuatro, para poder hacer. 
Y está Arriba y Abajo en el Gran Señor Escondido. 
Eso también se hace por tres, pero su orden cambia. 
Así: el uno es el querer estar del Gran Señor Escondido, el dos el agua, el tres la tierra que se acerca al Sol. 
Ahí tienes el secreto de la generación y de la regeneración. 
Y cuando otra vez exista el número del nuevo linaje de los hombres Mayas en la Sagrada Tierra del Mayab, te pedirán un árbol del vino de balché y lo presentarás en alto, y no serás muerto ni arrojado afuera. 
La Serpiente Emplumada volará. 
Te pedirán también, quizás, traje de bodas; si no lo tienes, si has sido perezoso, si no has velado, serás echado afuera donde habrá lloro y rechinar de dientes. 
Porque el traje de bodas es el vestido de la regeneración y es lo mismo que es el árbol de vino del balché. 
La regeneración es el real camino de Juan hacia el Mayab. 
Pero has de saber más aún. 
El que no sabe nada del querer estar del Gran Señor Escondido no puede ser, no puede hacer, no puede hacer hacer; está abajo no más, y no tiene árbol del vino del balché, y el agua de su barro se evaporará a la luz de la luna, su vapor irá pues a la luna y la tierra a la tierra y así todo terminará. 
Esta es una verdad y así está bien; a este hombre déjale estar como está porque no es de tu estirpe. 
Déjale dormir en paz. 
El que sabiendo del querer estar del Gran Señor Escondido dice no más, y no hace lo que tiene que hacer para poder vivir, se vuelve chupador; este tampoco es de tu estirpe Maya, apártate de él a menos que él te suplique que le ayudes a hacer lo que tiene que hacer; entonces le hablarás de tu linaje Maya porque aun un chupador empedernido puede cambiar su sangre si es sincero y veraz. 
Pero guarda silencio ante el hipócrita. 
¡Pobre de ti si llegas a creerte mejor que un chupador, o superior a quien no tiene árbol de vino del balché
No serás hombre, serás un maricón; anda y ponte polleras de mujer. 
El hombre muestra su virilidad haciendo obras de amor, no hablando del amor que es incapaz de hacer. 
El Santo beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté es para el Maya viril. 
Sólo el Maya viril puede entender la verdad que hay Arriba. 
Y su virilidad le lleva porque es el cuerpo viviente del querer estar del Gran Señor Escondido. 
Estudia pues cómo se hace el linaje de los reales Mayas. 
En cada uno que es uno, también hay tres. 
En cada uno que es dos, también hay tres. 
En cada uno que es tres, también hay tres. 
¿Cómo se hace eso? 
¿Maya pretendes ser y no conoces la profecía de 16 versos del cantor del Maní, Chilam Balam? 
En cada verso hay el uno, hay el dos, hay el tres. 
El cuatro está en ti mismo, eres tu mismo si es que vives un YO. 
Y cuando sepas, ¡hazlo! 
Lo mismo que está escrito en los escritos de Juan, lo mismo está escrito en los escritos de Chilam Balam. 
Los dos son un solo libro del Espíritu del Mayab con palabras distintas no más. 
Y el Espíritu dice: 
“Yo Soy, pues; Soy Dios, pues ”.

                                                 *                               *                                  *

PORQUE EL ETERNO, el Muy Alto, el de Una Sola Edad, quiso hacer Descendientes de Siete Generaciones, y este es el Gran Descendiente que contiene y mantiene a todos los chicos descendientes para que se mantengan entre sí.
Si eres Maya viril y si orgulloso estás de tu Mayab, humíllate en secreto y en silencio al elevar tu pensamiento a EL, al ETERNO, al de Una Sola Edad que es su propio Katun y que hizo todos los Katunes y te hizo a ti también, y te hizo igual a EL, un chico igual, con todo lo que es EL, hasta con su Infinito Verbo Creador, diciendo: 
“Yo Soy, pues; soy Dios, pues”. 
Son siete Sus Generaciones, desde lo Más Arriba hasta lo Más Abajo. 
La séptima generación tiene un Arbol de Vida con tantas ramas como treinta y dos veces tres, y estas ramas sujetan a los seres porque son muchas ramas, y no pueden trepar por el tronco del árbol del balché por sí solos; y su trepar es el trepar del Katun de toda ésa, la séptima generación. 
Lento trepar, doloroso trepar. 
Quien a la séptima generación degenera tiene un seguro lloro y rechinar de dientes. 
El vivir en la Tierra es el vivir de la sexta generación, y el Arbol de la Vida tiene tantas ramas como dieciséis veces tres; amarillas son las hojas de 24 ramas, negras son las hojas de 24 ramas; son ramas con hojas del color del Poniente y del Sur; quien junte ramas amarillas con las ramas negras y por su inteligente voluntad las haga verdes asirá el tronco del Arbol de la Vida y trepará para saber del Gran Pauah, de aquel Juan que permanece, y del Grande Amor de EL. 
¿Cómo lo harás? 
Despertando y estudiando. 
Despertando y trabajando. 
Despertando y luchando. 
Estudiando, trabajando y luchando en ti mismo para que seas tú mismo, para que seas YO. 
Toma un poco de pintura negra, toma un poco de pintura amarilla, haz una sola pintura de las dos y mira bien, ¿qué ves?, ¿No es pues verde este nuevo color? 
Amarillo es el Sol, negra es la Tierra, verde es el florecer de la inmortalidad. 
Así podrás empezar a caminar por el camino de la regeneración y tu generación será entonces la generación que es ocho veces tres. Así eran los Gigantes de la Pequeña Cuzamil. 
Cuatro veces tres, así eran los Pauahs, el del Oriente, el del Poniente, el del Norte y del Sur. 
El Pauah come la comida del Sol. 
Dos veces tres no lo concibe sino el Pauah que no puede morir. 
Pero todo hombre puede ser Pauah. 
Y una vez tres no lo podemos ni siquiera mentar en nuestra actual condición, porque es un Katun que lo entiende solamente un Pauah. 
Todos son tiempos diferentes, medidos por distintas medidas. 
El Maya audaz y osado va de uno a otro Katun, siempre hacia Arriba y es tres generaciones en una. 
Por su querer estar en la quinta generación, generación de barro que se está cociendo, puede el Gran Señor Escondido darse a conocer del Maya audaz que tenga un solo amor en el que haya fundido todos sus amores; pero el barro lo habrá de querer más que al barro, el agua lo habrá de querer más que al agua, el hombre de barro lo habrá de querer más que a los Gigantes de la pequeña Cuzamil y aun más que a los Pauahs del Norte y del Sur, del Oriente y del Poniente. 
Lo habrá de querer más que a las palabras obscuras de Juan o de Chilam Balam. 
Lo habrá de querer tanto que no lo engañen las palabras lindas de los chupadores. 
Y este querer le hará entender y vivir aquel querer que con sus sobrias palabras dijo el Santo Señor Jesús que era el secreto de la Vida Eterna: 
“Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo”. 
Y cuando el hombre de barro así aprenda a querer, el Gran Señor Escondido hablará la Palabra que es Dios y que es el Verbo a la vez, y hará saber: 
YO SOY UNIDAD. 
Ha sido dicha, pues; el secreto está ahí, pues. 
Conócelo si puedes, pues. 
No estará claro todo esto para ti hasta que hayas golpeado la piedra en la obscuridad. 
La Gran Palabra en el sello de la noche, sello del cielo, dijo a Chilam Balam: 
“Yo soy el Principio y el Fin”. 
Y a Juan Pauah que permanece lo mismo que Chilam Balam: 
“Yo soy el Alpha y Omega”. 
El mismo Verbo son las dos, y los dos permanecen porque así ha sido y es y será a través de los siglos y muchos lo han oído. 
Se ha abierto este Katun para que puedan oírla muchos más. 
Y permanecerá hasta que llegue el Unigénito Hijo del Gran Señor Escondido, espejo que abrirá su hermosura, Padre. 
Por Tu Querer Estar que es Tu Espíritu Santo, Padre. 
Para que empiece en la tierra la nueva civilización. Amén. 
Al que quiera saber, la Palabra del Padre se lo hará saber, porque para las nuevas ánforas Mayas hay este nuevo Katun, porque para cuando llegue y caiga sobre el mundo de barro la justicia en tres partes, según las profecías de Juan y de Chilam Balam, los justos sean con ella, la Justicia de Dios, justicia del Mayab, por la misericordia de sus cabezas y la sabiduría de sus corazones y el amor a la Vida en sus acciones. 
Son nuevamente tres. 
Y la Palabra emanó desde las entrañas del Oriente para que no haya Poniente; y fué escrita en el Norte para que no haya Sur. 
Esta palabra dice nuevamente para el que tenga ojos para ver, y oídos para oír: 
YO SOY UNIDAD. 
Lo que es el uno está dentro de tu cerebro, lo que es el dos se extiende por tu espina dorsal, lo que es el tres, que es el querer estar del Espíritu Santo del Gran Señor Escondido, yace dentro, muy dentro de tu corazón, y por donde lo quieras ver si eres capaz de ver, 
Si entiendes y haces esto, dominarás a la Serpiente que se arrastra en la Tierra y tu prudencia le dará su plumaje para que pueda volar. 
Son el Chico Padre, el Chico Hijo y el Chico Espíritu Santo, los tres Chicos Pauahs, el Rojo, el Blanco y el Eternamente Verde. 
¡Guárdate de la Serpiente que te dicen que hace milagros! 
Todo barro que sabe dónde y cómo hacer la guerra para poder morir es Tierra de Vigilia y de Oración, Tierra sin sed, Tierra regada por el amor que ha de servir a Dios para una nueva civilización; y cuando muera en su sexta generación, vivirá otro Katun en la quinta; tres veces cuatro será su “sí”; tres veces dieciséis será su “no”. 
Irá del sepulcro a la cuna si es que quiere ir, porque habrá pasado de muerte a Vida y permanecerá con Juan. 
Pues sus testículos habrán comido la comida del Sol, y su semen no será semen de carne únicamente, sino semen con el espíritu de regeneración y no arrojara espíritu fuera de sí cuando arroje su semen. 
Porque no habrá fornicación en él y su uno, su dos y su tres serán realmente castos y su sexo estará encendido de pureza. 
Será sexo no más. 

                                 *                                     *                                       *


¡Hijo del Mayab!
¡Oyeme bien! 
¡¡¡NO ANDES A CIEGAS!!! 
¡Busca el conocimiento de los hombres Mayas, cualquiera que sea su ánfora, cualquiera que sea su lengua! 
¡Busca el conocimiento que llegó otra vez del Oriente! 
¡Busca el conocimiento que está escrito en el Norte! 
Y no tendrás ni Poniente ni Sur, si es que eres diligente. 
Porque el Señor Jesús, cuya venida la precedió una estrella del Oriente, dijo que a aquel que pida se le dará lo que pida; y aquel que busca encontrará lo que busca y a aquel que llama a las puertas del Mayab Interior, le abrirá la Princesa Sac-Nicté. 
Debes saber poder pedir, debes saber poder buscar, debes saber poder llamar. 
Para estos tres poderes que son un solo poder, debes saber poder pensar. 
Piensa a la luz del día, piensa en la obscuridad de la noche, piensa bajo la lluvia, piensa bajo el calor: 
PIENSA EN EL GRAN SEÑOR ESCONDIDO Y EN SU QUERER ESTAR QUE ES EL COMIENZO DE TU QUERER SER. 
Entonces sentirás su querer estar y harás su querer ser. 
Y comprenderás y sabrás. 
                     
   *                                  *                                    *

Quien quiera ser amo, hágase siervo, dijo el Pauah del Norte. 
Quien quiera ser libre, hágase esclavo, dijo el Pauah del Oriente. 
Quien quiera vivir, aprenda a morir, dijo el Pauah del Poniente. 
Quien quiera morir, oiga y despierte, dijo el Pauah del Sur. 

                                              *                                  *                                     * 

Quien oye y no hace lo que en los silencios de la real quietud habla el linaje de su sangre Maya, sufrirá que el esclavo matará al amo y el siervo pondrá en la cárcel a la libertad, y el esclavo chupará la sangre del amo y también morirá y el siervo tiranizará la libertad y no vivirá, mas degenerará por chupador
El barro dormido soñará, y el agua se evaporará a la luz de la luna. 
Todos los tiempos de todos los Katunes desaparecerán con dolor para él. 
Tal es una verdad; ha sucedido antes, y sigue sucediendo en este Katun en muchos continentes que son hombres de barro que ya han perdido el sentido de las palabras que dice su Mayab. 
Así ha sido antes, así es ahora, así será hasta que EL quiera que sea. 
Porque el hombre ha sido hecho a Imagen y Semejanza de su Creador, y si ha sido hecho, con un propósito ha sido. 
¿No será este propósito aquello que el Señor Jesús dijo a todos los hombres de linaje Maya: “Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”
Quizás porque Pedro murió con la cabeza a tierra sus ovejas están mal apacentadas y chupadores las trasquilan; y a las que quieren que su lana sea negra, los chupadores negros, los ladrones del alma, su sangre chupan. De los dos chupadores, los chupadores negros son los más peligrosos porque son ignorantes que pretenden saber y por su pretensión han caído y seguirán cayendo. 
Guárdate de ellos, porque más te valiera no saber nada que saber lo poco y mal que saben ellos. 
¡Guárdate de la Serpiente que dicen que hace milagros! 
Se han perdido las piedras para tender el puente hacia el Mayab Interior, y pocos permanecen en tanto llega EL. 
Pero el Señor del Tiempo que viene por Oriente da la medida justa, y hay pocas ánforas que sepan recibir. 
Por eso al que no se ha hecho ojos para ver y está en tinieblas, lo que es encarnado le parecerá negro, así, en lo obscuro. 
Y el Señor del Amor que viene por el Norte da en abundancia y generosamente y también son contadas las ánforas que sean continentes y que sepan volcar. 
Por eso a quien no tiene corazón que le contenga su abundancia, siempre lo destruye en la disgregación, pues blanco puro es el color del reino de los cielos. 
Y el Señor que no tiene Poniente y que no tiene Sur, que es el Señor de SU QUERER ESTAR, emanará de sí otras aguas, emanará de sí otras tierras y hará otros barros que le reciban mejor. 
Otras veces lo ha hecho, y así se puede ver cuando se estudia atentamente qué cosa fué lo que en su Katun perdieron los seres-hormigas, los seres-termitas, los seres-abejas que un día fueron y que ya no son. 
¡Hombres necios! 
Esto es únicamente el principio de un saber. 
¡Hombre por cuyas venas corre la sangre del linaje Maya! 
¡Abre tus ojos, destapa tus oídos! 
Te he explicado el tres, y te he explicado el siete, pero sólo una idea te he dado del cuatro y nada acerca de la voluntad con que se da continuidad a todo siete que se quiebra en dos puntos, en dos tiempos. 
Quien no sabe cómo se da esta continuidad no podrá hacer la Resurrección de su carne. 
Esa continuidad búscala diligentemente y oye lo que sobre esto dijo hace ya muchos siglos Chilam Balam, Gran Sacerdote de Linaje Maya: 
"Lo malo del Katun, de un golpe de flecha lo mete al acabar. Entonces viene la carga de los juicios, llega el tributo. Se pedirán probanzas ¡CON SIETE PALMOS DE TIERRA ENCHARCADA¡" 
¿No será esto lo mismo que en su Katun habló el Santo Señor Jesús? 
"Y a cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; y descendió la lluvia, y vinieron los ríos, y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó y grande fué su ruina". 
¿No será esto lo mismo que aún en otro Katun habló el Santo Señor Moisés? 
"A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge pues la vida porque vivas tú y tu simiente". 
¿No será esto lo mismo que aún en otro Katun habló el Santo Señor Budha? 
"Iluminad vuestras mentes... Quienes no pueden quebrantar desde luego las oprimentes cadenas de los sentidos y cuyos pies son demasiado débiles para hollar la real calzada, deben disciplinar su conducta de tal modo que todos sus días terrenos transcurran irreprensibles practicando caritativas obras". 
¿No será esto lo mismo que aún en otro Katun habló el Santo Señor Lao-tsé? 
"Lo Universal es eterno; lo Universal es eterno porque no existe como individuo; es ésta la condición de la Eternidad. Conforme con esto, el Perfecto, eclipsándose se impone; derrochándose, se eterniza; DESEGOISTANDOSE se individualiza". 
Todos, pues, hablan del verde florecer de lo Inmortal, de cómo lo Infinito siempre vive en lo Eterno. 
                  
                     *                                 *                                 * 

Necio es el hombre que se cree dueño del tiempo. 
Necio es el hombre que se cree dueño del amor. 
Necio es el hombre que se cree dueño de la Tierra. 
Necio es el hombre que se cree amo del Mundo. 
Tres veces necio el que deliberadamente ignora que el hombre es un propósito del amor en el tiempo para la vida del Mundo en la Tierra. 

              *                                 *                                 * 

Jesús, Santo Señor, fué un hombre hecho en la Tierra con Agua del Amor y coció su barro en el fuego del Amor.
Judas fue un hombre que desafió el poder del Mundo y le ayudó el Amor. 
Si es que al conocimiento del Mayab aspiras, has de procurar entender. 
Y te abrirá las puertas el beso de la Sagrada Princesa Sac-Nicté y el fuego de su amor cocerá tu corazón de barro y por su amor serás ánfora del Gran Señor Escondido que te dará aquello que puedas contener. 
Yo ahora sólo quiero hacer justicia a Judas, el hombre de Kariot. 
Para que comience un nuevo Katun en el linaje Maya. 
Y el Mayab de los Andes sea pues la cuna de la nueva civilización. 
Tú harás tu parte si en tus venas corre la sangre del linaje Maya. 
Para que haya misericordia en tu cabeza, sabiduría en tu corazón y puedas encontrar la piedra justa con que tender el puente que va de Pedro a Juan en el destino del Hombre Verdadero que acá declaro que es el Cristo vivo en el Señor Jesús. 
En el Nombre del Padre, y en el Nombre del Hijo, y en el Nombre del Espíritu Santo. 
Para que así sea, pues. 
Y te relataré cómo y por qué Judas, el hombre de Kariot, tendió un hilo importante en la urdimbre del destino de este nuevo Katun. 
Su hilo hizo posible que la Cuarta y la Quinta Generación hablen en los tiempos y en las medidas de la Sexta Generación. 
Te lo relataré así como yo lo he aprendido en el Santo Mayab. Amén.